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martes, 18 de septiembre de 2012

Teórico Nº 3. (primera parte)

Ana Lía Rey
28/08
Nuevos lectores populares. 
Los casos de Caras y Caretas y las publicaciones de los años veinte. 

Textos obligatorios
.- Saítta, Sylvia, “La arena del periodismo” en: Regueros de tinta. El diario Crítica en la década de 1920, Buenos Aires, Sudamericana, 1996, pp. 27-54.

.- Sarlo, Beatriz, “Los lectores: una vez más ese enigma” y “Las revistas y sus escritores” en: El imperio de los sentimientos, Buenos Aires, Catálogos, 1985, pp. 19-75.

.- Szir, Sandra, “Entre el arte y la cultura masiva. Las ilustraciones de la ficción literaria en Caras y Caretas (1898-1908)”, en: Malosetti Costa, Laura y Gené, Marcela, Impresiones porteñas. Imagen y palabra en la historia cultural de Buenos Aires. Buenos Aires, Edhasa, 2009, pp. 109-139.

Textos complementarios
.- Rivera, Jorge, “La forja del escritor profesional (1900-1930)”, “Los escritores y los nuevos medios masivos”, en: El escritor y la industria cultural, Buenos Aires, Atuel, 1998, pp. 33-93.

Fritzsche, Peter, “Lectores metropolitanos” y “La ciudad como espectáculo” en: Berlín 1900. Prensa, lectores y vida moderna, Buenos Aires, Siglo Veintiuno, 2008, pp. 63-95 y 135-174. (Bibliografía de prácticos)

INTRODUCCIÓN
En la clase anterior abordamos, en el marco del estudio de la densidad cultural del centenario, la conformación de un campo intelectual con autonomía relativa y en ese marco la profesionalización del escritor y la importancia que tuvo el periodismo en ese proceso.
El marco del proceso de modernización de la argentina  -cuyos factores vimos la semana pasada - permitió la conformación de un campo de lectura a finales del siglo diecinueve y comienzos del veinte, en la que incidieron, por un lado, la política educativa inclusiva del Estado (a partir de la ley 1420) y la gran masa de trabajadores que ingresaron al país; por otro, la incorporación de jóvenes intelectuales que encontraron en el periodismo un espacio en disponibilidad para ejercer una profesión.
En ese marco la revista Caras y Caretas, publicada en Buenos Aires en 1898, aprovechó esa conformación de un campo de lectura para convertirse en un modelo, en un soporte material donde la articulación entre alta cultura y cultura popular conformaron un medio de comunicación masivo con ribetes innovadores y modernos. Como afirma Eduardo Romano, el cruce de las imágenes con palabras, generó una revista ilustrada que provocó una revolución en la forma de leer anterior y ayudó a crear una comunidad de lectores donde participaron aquellos que tenían “acreditada competencias y los pocos duchos en tal práctica”. 

Caras y Caretas interesó por la lectura a una importante variedad de lectores con una estrategia que unió la capacidad de comunicación de las revistas ilustradas con la tradición de las revistas satíricas que por entonces estaban muy extendidas en el campo de la política. Su estilo permanecerá como modelo en los años 20 y se prolongará tanto en otras revistas populares como también en los diarios masivos, cuyo ejemplo es Crítica que aparece en 1913 y que una de sus principales diferencias con la prensa de la época es que estaba dirigido por un periodista Natalio Botana y además que su edición es vespertina ampliando la oferta de diarios de la tarde y profundizando la fragmentación de lectores que en esa franja horaria consumían el diario por diferentes motivos que los matutinos. Por ejemplo las carreras de caballos (el turf) fueron uno de motivos o el tratamiento de temas periodísticos de alto impacto como los policiales.

El éxito de ambas publicaciones es posible gracias al surgimiento de nuevos lectores populares en la ciudad de Buenos Aires que comienza como a fines del siglo XIX y se consolida durante los años 20, acompañando la transformación de la ciudad y su expansión hacia los márgenes con la aparición de barrios que desplazaron a los inmigrantes y la sociabilidad que estos posibilitaban.

Caras y Caretas y el boom de las revistas ilustradas 
La historiografía incluye varios trabajos sobre la revista Caras y Caretas, desde los pioneros trabajos de Jorge Rivera[1], pasando por la extensa investigación de Eduardo Romano [2] y el libro de Geraldine Rogers [3] hay otros abordajes novedosos sobre los avances técnicos en la revista y la incorporación de imágenes en un diálogo productivo con el texto como el de Sandra Szir. Es interesante notar como entre las primeras incursiones de Rivera y los artículos de Romano a las investigaciones de largo aliento han pasado muchos años, un hiato que habla de la lentitud con se fueron incorporando trabajos sobre medios de comunicación e investigaciones sistemáticas sobre los mismos.

Caras y Caretas fue prácticamente pionera de una nueva técnica de impresión: el sistema tipográfico, el empleo de cromos y fotograbados que le permite como dice Sandra Szir vincular textos e imágenes sobre una hoja de papel permitiendo un diálogo entre literatura e imagen a través de la ilustración, humor y sátira a través del dibujo más lineal y realidad y social y política a través de la fotografía

•        Iniciadora de la fotografía en sentido periodístico.
Ver en Sandra Szir y el proceso de modernización de la industria tipográfica en especial en Caras y Caretas- Bibliografía obligatoria

¿Quiénes hicieron Caras y Caretas?
Fue creada por Eustaquio  Pellicer (poeta humorístico nacido en Burgos) que después de trabajar en publicaciones españolas y recala en Uruguay donde realiza una primera versión de la revista. Llega a Buenos Aires invitado por Bartolomé Mitre y Vedia, casi al mismo tiempo que había cerrado Don Quijote, un laboratorio de dibujantes donde también participaban dibujantes españoles como Manuel Mayol.

Sin embargo, si hay una figura asociada a Caras y Caretas es José Álvarez, más conocido como Fray Mocho, que fue su director y el alma de la revista, el que le imprimió su sensibilidad popular. En el itinerario de Fray Mocho el periodismo es central, fue un periodista que trabajo en los medios más importantes de la época y que tenían una marcada impronta popular. En 1879, cuando llega a Buenos Aires, comienza a  trabajar como periodista en El Nacional también realizó crónicas policiales en La Patria Argentina de la familia Gutiérrez, - el periódico donde se publicó el folletín de Eduardo Gutiérrez Juan Moreira.

Fue cronista parlamentario en La Nación y escribió folletines para  La Razón y Sud América, donde comenzó a ofrecer sus cuadros de costumbres bajo el seudónimo de Nemesio Machuca. Ingresó en la policía como Comisario de Pesquisas, en ese cargo conoció los bajos fondos y a la sociedad porteña en su conjunto, esa experiencia también la volcó en sus crónicas periodísticas, donde muestra un profundo conocimiento de lo popular.Fray Mocho no fue su único seudónimo, también usó Fabio Carrizo. Murió en Buenos Aires en 1903 a los 45 años dejó una huella muy grande en el periodismo costumbrista que caracterizó a Caras y Caretas y fue ejemplo para muchos jóvenes que pretendían dedicarse al periodismo. El éxito que le imprimió a Caras y Caretas aventuró a otros a emprender publicaciones similares como Tipos y Tipetes, PBT o el homenaje hecho revista Fray Mocho.  
  • La revista tuvo dos áreas importantes en el desarrollo y la profesionalización del periodismo de la época, los dibujantes y los fotógrafos. Los dibujantes ya habían desempeñado un rol muy importante en los periódicos políticos-satíricos como El Mosquito en tanto que los fotógrafos se constituyen en una especialidad nueva en el periodismo y que en Caras y Caretas alcanzan notoriedad por las posibilidades técnicas de la revista.
  • Los dibujantes: Manuel Mayol y José María Cao, dibujantes españoles radicados en Buenos Aires y de trayectoria en la prensa satírica local.  Los fotógrafos son sin duda indispensables en la construcción de una sociedad visual sin embargo solo aparecen dos nombres de fotógrafos mencionados en la revista: Salomón Vargas era el jefe de fotografía y Modesto San Juan el responsable de reporteros gráficos. La revista tenía políticas fotográficas para los lectores, por un lado vendían copias fotográficas de lo publicado e invitaba a colaborar a los fotógrafos aficionados abonando las fotos como si fueran trabajos periodísticos destinados a representar hechos curiosos o sucesos, producciones inéditas y firmadas.
Analizar según el texto de Szir la profesionalización de los ilustradores en la revista y ver cómo funcionaba el ingreso de nuevos dibujantes
Es justamente sobre las ilustraciones que se propone trabajar el texto de Szir, a la autora le interesa no tomar la prensa como material empírico para un tema dado sino analizar  sus formas, la relevancia de sus innovaciones, las zonas de confluencias de estilos periodísticos dialogando con imágenes de distinto tipo, es decir leer la prensa “textual, contextual y visualmente”

    


Sandra Szir profundiza sobre la relación existente entre los diferentes géneros textuales de la  revista acompañado de modalidades visuales: para la realidad política y social advierte una imagen asociada a la fotografía, para los textos humorísticos y publicitarios las imágenes  son más lineales y a los textos de ficción le correspondían ilustraciones.

¿Qué modificó la comunicación en Caras y caretas? ¿Por qué fue tan exitosa?
Son preguntas que tienen varias posibles respuestas pero vamos a incursionar por una, la que está más relacionada al uso de la fotografía en la revista y al dialogo que se establece con los textos, con la publicidad, con la realidad.
La vinculación entre textos e imágenes, entre textos literarios de autores nacionales ilustrados de manera contigua por ilustradores también nacionales. Esto indica que la revista se diferencia de los impresos que difundían literatura argentina, las mayorías de ellos sin ilustraciones y cuando las tenían aparecen como un acontecimiento visual, por ejemplo la edición de La Vuelta de Martin Fierro de la imprenta Pablo Coni salió con ilustraciones y lo hace saber)
Sin embargo, el público argentino estaba acostumbrado a ver imágenes en publicaciones periódicas ilustradas y en libros, recuerden que los libros no pagan derechos arancelarios por lo tanto entraban son impuestos provenientes de Europa (Francia, Alemania y España  y de EEUU)

Ver en texto de Sandra Szir la relación de los lectores con la prensa ilustrada de la época, con la experiencia lectora en los países de origen de los inmigrantes y analizar según el texto el denominado siglo de oro de la edición en Europa.
Caras y Caretas se convirtió en uno de los primeros medios en utilizar los procesos de reproducción tecnológica que permitió la circulación masiva de impresos que estaba relacionada a industrialización del proceso editorial. Así como en Europa a comienzos del siglo XIX en Argentina a fines del mismo siglo y comienzos del XX hubo una integración de la imagen a la cultura a través de la utilización del grabado con madera. En el caso de Caras y Caretas podemos decir que la técnica de fotograbado y fotomecánica produjeron las condiciones de posibilidad de reproducción. El fotograbado que se aplicó a la impresión de fotografías a gran escala represento una mecanización masiva de la información. Reproducía una fotografía de manera industrial y además podía compartir con la imagen cualquier tipo de texto.    



Talleres de impresión de Caras y Caretas, Agn.

La imagen en los textos nos permite pensar que ya no es solo el texto escrito el depositario de sentido, se ha sumado la imagen.
Analizar según Sandra Szir los distintos tipos de textos publicados en la revista y la relación con las ilustraciones que los acompañan.
La revista aparecía los sábados, el precio inicial era de 25 centavos y luego bajo a 20 hasta su cierre. La facilidad de compra de los sectores populares y medios por la accesibilidad del producto y la estrategia de bajar el precio para ampliar el mercado de consumos tipográficos.
La estrategia comercial se advierte también en la cantidad de publicidades con las que contaba la revista, comenzó con el 25% extendida a lo largo de las páginas de la revista de la publicación y llegó a tener un 50% de sus páginas ocupadas con publicada en 1920.  

 

 

Otro aspecto novedoso son las tapas a color que dialogaban tanto con la política como con distintas cuestiones sociales, pero también la diagramación de la revista contaba con dos portadas, la primera en color la segunda e blanco y negro y el tema de ambas era la actualidad. Ambas portadas estaban separadas por noticias internacionales, culturales y publicidad. Sin duda que la tapa a color era la que vendía en la revista, la que impactaba en el kiosco, la que causaba sorpresa cuando llegaba a otras provincias.




Podríamos decir muchas cosas tratando de ver y pensar un medio de alta masividad publicado hacia fines del siglo XIX y con gran impacto de imágenes. Pero es importante incluir a la revista Caras y Caretas en una tradición tipográfica, el género del Magazine norteamericano, un producto masivo que era consumido por las capas medias y los sectores populares. Caracterizado por la yuxtaposición de temas e imágenes, con proliferación de propaganda, atravesada por diferentes géneros literarios adaptados al formato periodístico, su rasgo central es la Miscelánea.
Como afirma Beatriz Sarlo este rasgo produce un modo de leer en una sentada, como una entrega de folletín, un poema o un cuento corto. Lectores de tramos breves son los consumidores por excelencia de este formato que exige impacto, familiaridad lingüística y temática.
Resoluciones claras de los nudos argumentales así como de las problemáticas ideológicas, psicológicas o morales que se pongan en escena. En síntesis no exige una decodificación intensa sino formulas sencillas para públicos recién iniciados por eso la relación entre tema e imagen puede comprenderse de una mirada.


[1] Rivera escribió en El escritor y la Industria Cultural (ver programa de la materia) y en algunos ensayos breves  realiza distintas aproximaciones a la revista.
[2] Romano es junto a Jorge Rivera un pionero en su interés por las revistas populares, hay varios artículos que así lo muestran sin embargo su investigación de más largo aliento es: Eduardo Romano, Revolución en la lectura, Buenos Aires, Catálogo, 2006
[3] Geraldine Rogers, Caras y Caretas. Cultura, política y espectáculo en los inicios del siglo XX argentino, Buenos Aires, Edulp, 2008

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