¿Desde qué presente encaramos la organización de este curso?
El presente desde el cual encaramos este curso es, desde el punto de vista técnico, el de internet que define nuestra sensibilidad contemporánea y reorganizó el sistema de medios preexistentes. Nacida en la era de la televisión, he experimentado personalmente la emergencia de internet, sus primeros usos y su expansión social. Aun esforzándome por eludir el anacronismo, haber asistido a este ciclo completo de emergencia y consolidación de un medio de comunicación impregna mi imaginación sobre procesos históricos referidos a otros medios. Los debates celebratorios o apocalípticos sobre los usos del hipertexto tuvieron lugar mientras reconstruía en mi investigación los debates que, en otros tiempos, había suscitado la televisión. Esa reconstrucción estuvo atravesada por numerosas frustraciones técnicas: un primer procesador de texto en DOS, los primeros scanners de mano con los que levanté imágenes en bibliotecas con escasos resultados, los primeros programas de OCR que jamás lograron los resultados previstos, el ruido de las primeras conexiones teléfonicas a internet que se cortaban a cada momento, etc., etc. Mi trabajo actual, en cambio, está impregnado por las dificultades y las alegrías de participar del diseño, actualización y expansión de un sitio web. También por las noticias sobre el cierre de Megaupload y las amenazas de cierre de otros sitios que tantas alegrías nos han dado. Esa experiencia material y simbólica es el horizonte de las preguntas que atraviesan nuestras clases.
Si ése es el horizonte de época de esta historia, el horizonte territorial no resulta menos decisivo. Escribir desde la Argentina-América Latina es hacerlo desde los márgenes. Ubicar a la Argentina en América Latina no es una elección en tanto no nos es dado elegir dónde nacemos. Pero tampoco es una obviedad, en tanto no siempre es sencillo reconocernos en nuestro propio territorio. Un problema fundamental de la escritura desde los márgenes es la falta de información sobre los márgenes vecinos. Aunque la historia y el presente nos enfrenta a problemas similares a los de Uruguay, Chile, Colombia, Brasil o México, por citar sólo algunos pocos casos, es más sencillo conocer los problemas de la historia de la prensa inglesa o del nacimiento del fonógrafo en Estados Unidos que los que ha planteado la historia de las agencias de prensa en este continente. Una de las consecuencias de esta situación es encarar una historia nacional, aun cuando se trate de plantear permanentemente la tensión entre proyecto nacional, tendencia a la internacionalización y “destino” latinoamericano (mencionar el proyecto de cátedra y el seminario del año pasado). Si bien estas tensiones no son privativas de una historia de los medios, las determinaciones materiales –técnicas y económicas- en los medios de comunicación son más evidentes que en otros ámbitos de la cultura.
Abordar una historia de los medios en forma nacional implica reproducir, por lo menos, dos problemas fundamentales que no quiero dejar de mencionar. En primer lugar, la falta de información y de trabajos comparativos sobre otros países de América Latina deja de lado el modo en que algunos proyectos ideológicos y algunas empresas comerciales han tenido como objetivo territorial unidades mayores que las naciones latinoamericanas. Dicho de otro modo, se corre el riesgo de interpretar en forma errada el rol de los medios en la sociedad nacional. En segundo lugar, las historias nacionales tienen serias dificultades para no reproducir el ideario nacional de los proyectos políticos que dieron lugar a los medios surgidos durante el siglo XIX y de muchas políticas de medios implementadas durante el siglo XX. Se trata de un ideario que, paradójicamente, encubrió más de una vez la extrema dependencia de los proyectos nacionales latinoamericanos respecto de la economía y la política de los centros. En este sentido, hablar de “medios de comunicación argentinos” no resulta en absoluto evidente.
Un camino relativamente sencillo sería pensar en una cierta tensión histórica o una suerte de pasaje desde lo nacional a lo internacional, de lo local a lo global. Muchos trabajos sobre los periódicos y las revistas aparecidas a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX concluyen que esos proyectos apuntaron a la construcción de una identidad nacional, tanto desde el punto de vista de la homogeneización de la lengua en un momento histórico en que la heterogeneidad lingüística de un país que llegó a contar con más inmigrantes que nativos, como desde el punto de vista de los valores políticos que la prensa periódica venía a infundir. De la misma manera, la expansión de los proyectos periodísticos y particularmente de los canales de televisión, la industria discográfica y los satélites durante la década del sesenta, suele verse como un efecto de la intervención más o menos directa de los capitales norteamericanos en la región. Desde esta perspectiva, sería fácil de fundamentar ese pasaje de lo nacional a lo internacional en la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, la historia desalienta una interpretación tan lineal. Por el contrario, lo nacional y lo mundial se presenta como una tensión permanente a lo largo de todo este programa de teóricos que recorre un período que coincide con lo que Eric Hobsbwam definió como un breve siglo xx.
Desde el punto de vista de la historia de los medios el siglo xx coincide, en buena medida, con el proceso de emergencia, expansión, hegemonía y declive del sistema de broadcasting. La radio y la televisión se implementaron en forma nacional a través de emisoras centralizadas que emitían su programación en forma simultánea a receptores dispersos en el espacio y sin conexión entre sí. De esta forma, la centralización de la emisión y la construcción de una audiencia de masas fueron los dos elementos determinantes del sistema. La concentración de la emisión dio ejemplos paradigmáticos de usos autoritarios de la radio y la televisión en la historia política mundial. Sin embargo, también dio ejemplos de “tomas de canales de televisión” por parte de movimientos populares. La concentración que facilitó el uso de los medios de broadcasting por parte de los dueños del poder en un momento de la historia, también facilitó su caída en otro momento. Desde el punto de vista técnico, internet tuvo como principal objetivo descentralizar la emisión y alternativizar la circulación. Dicho de otro modo, en el sistema de broadcasting bastaba con tomar o destruir la fuente de emisión para controlar todo el sistema. En cambio, en internet la estructura en red redundaba en una mayor seguridad para el sistema ya que destruir un nodo no afecta, en principio, al resto de la red.
De esta forma, internet señalaría el inicio del siglo xxi. Sin embargo, limitar el siglo xx a los medios de broadcasting significaría desentenderse de muchos procesos que vuelven la historia de ese siglo mucho más densa. ¿Qué lugar ocuparía el cine que recorre de punta a punta el siglo, o las enormes transformaciones de la prensa popular, la emergencia de nuevos géneros, la aparición de nuevas formas de profesionalización?
Estas decisiones sobre los comienzos inciden directamente en todas las periodizaciones, cortes y finales. Sólo las historias no meditadas llegan “hasta el presente” pero ningún historiador lo hace sin más.
En esta segunda parte de la clase me gustaría proponerles un trabajo sobre una empiria que anuncia el cierre de nuestro programa y algo que va a ser objeto de análisis por parte de ustedes en un trabajo práctico: la relación entre los medios y la política y un momento peculiar que es el de la Guerra de Malvinas. Estamos ante el aniversario N° 30 de la guerra y se trata, sin duda, de un problema de nuestro presente. Creo que por eso mismo un tema en debate es si resulta posible escribir la historia de Malvinas aún, si no es demasiado pronto, si no es una herida abierta, etc., etc.
Pero como les dije, me gustaría empezar al modo en el que comenzamos en los trabajos de investigación: recortando un corpus de análisis (en este caso imágenes de TV) e intentando reconstruir qué significan. Para esto les voy a pasar un fragmento de imágenes del programa especial 24 horas por Malvinas que emitió ATC el día 8/9 de mayo.
Fue un programa conducido por Cacho Fontana y Pinky para recaudar dinero para un Fondo Patriótico Nacional al que debían aportar figuras del espectáculo, la cultura, la política tanto como “el pueblo en general”. Nunca se supo exactamente cuánto se recaudó pero se habló de 1.500.000 de dólares sobre los que pesan todo tipo de denuncias de malversación.
Veamos un fragmento del programa que corresponde a la presentación y a agunas entrevistas de las primeras horas (en clase se pasó la intervención de Susana Giménez que fue al programa con Ricardo Darín, su pareja entonces):
Me voy a detener muy sintéticamente en algunos elementos de lo que acabamos de ver:
1) Títulos del programa: Pinky y Jorge Fontana pero también la participación de “Todo el país”. Sería difícil encontrar una fórmula más adecuada para la idea de que las celebridades eran las caras visibles de una multitud anónima que apoyaba la causa patriótica.
2) Escenografía: el piso del estudio donde se realizó el programa contenía tres espacios diferenciados: la tribuna del público, una pequeña tribuna llena de aparatos de teléfonos atendidos por voluntarios que recibían los llamados para las donaciones y el piso central por donde desfilaban actores, cantantes, deportistas y donde se hicieron presentes distintas personalidades, incluido el Canciller Nicanor Costa Méndez.
3) Género: 24 hs: programa excepcional (Daniel Dayan y Elihu Katz, La historia en directo. La retransmisión televisiva de los acontecimientos permite pensar este tipo de programas que rompen con la grilla televisiva).
4) Canal : ATC, ex Canal 7, hoy TV Pública (¿continuidad/discontinuidad?) Un dato a tener en cuenta: la novedad técnica fundamental de ese período es la incorporación del color: El Mundial 78 se transmitió en blanco y negro en el país y en color para el exterior con lo que resultó la máxima distancia entre la información interna e internacional. Durante la guerra de Malvinas esta separación se vuelve crucial porque la fue, sin duda, el momento culminante de la interpelación nacionalista. Durante la misma, la televisión apeló a los argentinos, al tiempo que no cesaba de representarlos mediante símbolos y escenas modélicas.
5) La nación: la Tv (como la radio en tanto ambos comparten ciertas características del broadcasting) es un medio que materializa la conexión territorial en forma muy diferente a la prensa (esto va a ser un problema de nuestro recorrido en el programa). La transmisión desde el estudio era interrumpida por la transmisión de los móviles desde distintos puntos de la ciudad de Buenos Aires y hacia el final del programa, también desde Rosario. Frente a los estudios de ATC se congregó una multitud con banderas de las distintas colectividades que “han formado esta patria” según las palabras de Pinky. En el momento en que los elencos de los canales 9, 11 y 13 se congregaron en el estudio de ATC para cantar el himno, la cámara pasa de los actores, al público y al primer plano de un granadero. Resulta evidente que la Nación está compuesta por la sumatoria de todos estos individuos y colectividades nacionales que la Argentina ha recibido generosamente. Como cantan durante su intervención en el programa Claudia y Nito Mores junto a su padre Mariano Mores, autor de célebres tangos, sentado al piano: la “patria es un poncho que abriga como el sol de la mañana”. El programa producido por ATC recuperaba una escena de manual escolar: las damas mendocinas entregando sus joyas al general San Martín. La relación entre la sociedad y el ejército había encontrado una fórmula que incluía abnegación y desprendimiento, elegancia y familiaridad, femineidad y valores patrióticos. Pinky y Cacho Fontana sumaron “seriedad y emoción” a esta cruzada solidaria que tenía, también, antecedentes televisivos en algunos programas ómnibus de gran rating. El discurso militar no tuvo dificultad en presentar la idea de que el pueblo argentino se hallaba ante una guerra justa. Inglaterra era un país con una larga historia colonial mientras que la Argentina era un país pacífico, amante de la “paz justa”, donde “no hay odio”, tal como señaló el Canciller Nicanor Costa Méndez durante esos días. Inglaterra, en cambio, adoptó dos figuras en el discurso televisivo: el león (imperial) y el pirata (ladrón). En uno de los spots que repite el slogan “Argentinos, a vencer” se puede ver un león que avanza por la selva a través de la mira de un arma:
El aviso que lleva la misma música que el programa de las 24hs por Malvinas se emitió en un contexto de espera producido luego de la invasión argentina a las islas y hasta la llegada de las primeras tropas inglesas al Atlántico sur. Esa espera era también la traducción de una distancia espacial que daba cuenta de la situación colonial de las islas: mientras el ejército argentino podía invadir las islas en una madrugada, las tropas inglesas necesitaban movilizarse desde el otro lado del mundo y no contaban con bases territoriales cercanas a las islas.
Ahora bien, ¿cómo ubicar en la historia este fragmento que acabamos de ver?
La primera reacción que tenemos al ver este programa –como la mayor parte de los programas, publicidades o películas realizadas durante esa etapa- es el rechazo frente a algo muy “otro”, muy ajeno en el tiempo y en la sensibilidad política. Como si fuera algo que no puede rozarnos porque pertenece a un pasado clausurado en cierta forma. Creo que es la interpretación que se impone desde la transición a la democracia donde Malvinas ocupa un lugar fundamental y que hasta hoy predomina en casi todos los textos sobre la cultura del período, de ahí la dificultad para abordar ese período desde nuestra materia. Y sin embargo....
Para discutir esa interpretación que me resulta demasiado cómoda a esta altura, me gustaría pasarles un fragmento de un programa de la semana pasada.
Es un fragmento de Animales sueltos, un programa que sale de lunes a viernes en AméricaTV (lunes a jueves 23.30; viernes 23hs), conducido por Alejandro Fantino y que en la página de América se anuncia de la sigte manera:
Un programa distendido, diferente y audaz que te va a mantener despierto todas las noches. En Animales sueltos la actualidad y las noticias del día se entrecruzan con los personajes e invitados más insólitos. La animalada de ser argentinos que te va a mantener despierto todas las medianoches por las pantallas de América.
En clase vimos un fragmento de este programa emitido el jueves 15 de marzo y que había sido subido al siguiente link de youtube:
Actualmente, a pesar de que muchas otras emisiones de Animales sueltos siguen colgadas online, en ese link aparece la siguiente imagen:
En esa emisión de Animales sueltos se hablaba de Bailando por un sueño que se propuso –como nosotros- conmemorar los 30 años de Malvinas de una manera sensiblemente más creativa que la nuestra. A la productora Ideas del sur se le ocurrió armar una pareja entre un ex combatiente y una kelper, de la misma manera que el año pasado incluyó una “enana” y este año anuncia que va a incluir a alguien con “síndrome de down”. La analogía entre los ex combatientes, los enanos y las personas con síndrome de down resulta tan evidente que las modelos que participaron de la emisión de Animales sueltos pudieron descubrirla fácilmente.
El problema que nos plantea este fragmento (al margen del problema de que esto forme parte de la televisión actual...) es qué diferencia, qué distancia, qué clase de superación supone esto respecto de la Tv de la dictadura?
Toda la discusión de la ley de medios y el informe sobre Papel prensa (puede verse en el libro de Saborido y Borrelli que incluimos en el programa un capítulo sobre papel prensa) permitió plantear las continuidades existentes entre la dictadura y la actualidad desde el punto de vista económico y político. Sin embargo, eso no implica necesariamente revisar las enormes continuidades estético culturales entre un momento y otro.
Tomemos el caso de Pinky: fue una figura creada por la TV desde los años 50 (es probablemente la primera figura creada por este medio en la Argentina, que no venía ni de la radio ni del cine), es la primera cara visible de ATC cuando se realiza el pasaje al color y fue candidata a intentente de La Matanza por el Partido Radical en 1999, Secretaria de Promoción y Acción social del gobierno de De la Rúa y Diputada de la Nación por Unión-PRO entre 2007 y 2011. De manera que la democracia no sólo no la condenó, sino que le permitió reconvertir su carrera de conductora televisiva en diputada nacional.
Muchas interpretaciones plantean que la frivolidad de los medios ocultaba la represión y las desapariciones. Hay una tapa de la revista Gente que analiza Cora Gamarnik (en el texto que incluímos en la bibliografía de la materia). Es la foto de una chica de trencitas en bikini, con un titular sobreimpreso en la foto que dice “La historia secreta de la guerrilla en Argentina. Hechos. Fechas. Armas. Hombres. Lugares.” La lectura de esa tapa tiende a plantear el modo en que la dictadura banaliza, oculta y desplaza a través de esa yuxtaposición.
Al ver el programa de Fantino de la semana pasada, no puede dejar de pensarse en el modo en que ese programa yuxtapuso igualmente la frivolidad de las modelos con el ex combatiente. La idea (del sur) de yuxtaponer una kelper y un ex combatiente va en el mismo sentido.
Por otra parte, en 24 horas por Malvinas se ponía en escena un sentido común de época acerca de la nación, el pueblo argentino, el coraje, el deber, etc. En Animales sueltos se pone en escena un sentido común de lo políticamente correcto:
.- no se puede juzgar desde afuera, sólo puede opinar por el tema la víctima (otro ex combatiente), algo que en principio conecta con los organismos de derechos humanos ligados a familiares pero que lleva a argumentos difíciles de sostener como que sólo Blumberg o Baby Etchecopar puedan opinar sobre la inseguridad.
.- no se puede discriminar a nadie por ser “enano”, tener síndrome de down o ser ex combatiente... Sin embargo, no deja de discriminárselo de mil maneras al ubicarlo en un programa donde, dejando de lado la falta de inteligencia, la burla es permanente.
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