Durante la década del sesenta llega a conformarse en Argentina un lenguaje televisivo específico. En buena medida, esto se realiza, al mismo tiempo -y casi paradójicamente- mediante el encabalgamiento con otros medios de comunicación preexistentes. Esto que es obvio en varios sentidos, no siempre es analizado a partir del material audiovisual empírico. De allí que les propongo revisar los siguientes videos, algunos vistos en el último teórico y otros que no llegamos a pasar para pensar las relaciones con los siguientes medios:
Con la radio: la continuidad entre la radio y la televisión se producen en varios niveles:
.- por la organización de la programación que venía desde el funcionamiento de canal 7 en los estudios de Radio Belgrano;
.- por la la centralidad de la figura del locutor: el locutor/presentador es lo que le daba continuidad a la fragmentación de la programación y se convierte en la cara/voz más visible, reconocible de la tele. Por eso las figuras estelares de la televisión de ese periodo son locutores/presentadores: Brizuela Méndez o Pinky, por ejemplo.
.- por las relaciones entre las empresas privadas de televisión y las empresas discográficas.
Para pensar las continuidades entre el sistema radial y el televisivo desde un punto de vista teórico/histórico y mediante referencias a otros casos nacionales, comparar con el texto de Raymond Williams que leen en las clases prácticas:
Aquí se trata de un micro que formaba parte de Buenas Tardes mucho gusto, un programa que duró varias décadas en pantalla:
Una lectura crítica de este programa puede leerse en la bibliografía obligatoria de esta unidad http://www.rehime.com.ar/escritos/documentos/idexalfa/v/varelam.php
La relación de la televisión con la radio también fue muy importante a través de los programas musicales que incluían distintos géneros musicales. Muchos de estos programas fueron, además, muy importantes para la puesta en escena de la juventud que fue, sin duda, un rasgo central de época (la emergencia de los jóvenes como sujeto social y político). El tipo de joven que va a privilegiar la televisión, sin embargo, dista bastante de los jóvenes que van a impulsar las transformaciones políticas de los años subsiguientes.
A continuación puede verse un fragmento de El show de la alegría que se emitió por Canal 13 entre 1963 y 1966:
En todos puede verse una adecuación del lenguaje televisivo a los géneros musicales a través de rasgos muy esquemáticos. Por ejemplo, si para el tango se utilizan perfiles angulados, sombras proyectadas sobre el piso o faroles, para la canción internacional (francesa o italiana por ejemplo) muy de moda en ese periodo, se utilizan referencias nacionales o para el pop, el plano frontal, decorado con globos o paraguas.
Con el teatro
Las relaciones entre el lenguaje televisivo y el teatro no son similares en todos los sistemas de televisión. A grandes rasgos y con el riesgo de caer en esquematismos, podríamos decir que tuvo más peso en los sistemas televisivos públicos europeos (la BBC o la televisión francesa) que en la televisión norteamericana donde el telefilm permitió una ficción con fuerte relación con el cine. Sin embargo, la filiación de algunos géneros de la televisión comercial norteamericana con el teatro también es evidente y, sobre todo en la primera etapa, el hábito de transmitir ficción en vivo implicó una relación evidente con la performance teatral. Un ejemplo de la ficción televisiva argentina de los años sesenta permite ver una escena contruida al modo teatral aunque con un uso intensivo de los primeros planos (algo que también va a caracterizar la televisión de este periodo). La escena pertenece a El amor tiene cara de mujer (1964 – 1971) uno de los teleteatros (así se le decía en ese momento -no telenovela- lo cual habla a las claras de esa filiación teatral) más exitosos del periodo:
Con el cine: las relaciones con el cine no resultan tan evidentes como podría parecer. En el caso del noticiero televisivo resulta interesante pensar la continuidad con un género que hemos trabajado -el noticiario cinematográfico- al mismo tiempo que las diferencias. La imagen del estudio, el decorado interior y el soporte del conductor como garantía de la información es el dato más relevante de la transformación del género en el pasaje del cine a la televisión. Lo cual es muy paradójico porque se supone que la televisión es “una ventana al mundo” y, sin embargo, lo primero que hace cuando hace específicamente televisión es mostrar un estudio de televisión.
Por último, me incluyo un ejemplo de programa político realizado en estudio que permite ver con claridad la temprana mediatización de la política. Se trata de Parlamento 13 (1964-1966) que simulaba en estudio el Congreso de la Nación. La sustitución de una institución de la república por un decorado en estudio se produce, como vemos aquí, en una etapa muy temprana de la historia de la televisión:
Todos estos ejemplos están analizados en
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