Ana Lía Rey
21/08/12
El Escritor Profesional y el campo periodístico21/08/12
Algunas propuestas de lecturas para pensar el tema
Bibliografía obligatoria
Rivera, Jorge (1985). Capítulo 56. Historia de la literatura argentina. La forja del escritor profesional (1900-1930), Los escritores y los nuevos medios masivos (I). Buenos Aires: CEAL.
● Rivera, Jorge (1985). Capítulo 57. Historia de la literatura argentina. La forja del escritor profesional (1900-1930), Los escritores y los nuevos medios masivos (II).
Puede consultarse en: http://www.rehime.com.ar/escritos/documentos/idexalfa/r/riverajb.php#cap57
● Saítta, Sylvia (1996): La arena del periodismo. En: Regueros de tinta. El diario Crítica en la década de 1920 (pp. 27-54). Buenos Aires: Sudamericana.
Bibliografía de consulta
· Altamirano, Carlos y Sarlo, Beatriz, “La Argentina del Centenario: campo intelectual, vida literaria y temas ideológicos” en: Ensayos argentinos. De Sarmiento a la vanguardia, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, Capítulo, 1983, pp. 69-105.
· Bourdieu, Pierre (1997). La conquista de la autonomía. La fase crítica de la conquista del campo. En: Las reglas del arte. Génesis y estructura del campo literario (pp. 78-174). Barcelona: Anagrama. (Programa de prácticos)
El teórico anterior se habló, entre otras cosas y al finalizar el mismo, sobre las historias culturales de la prensa y el peso que las historias concebidas bajo esta mirada historiográfica le adjudican a la modernización de la sociedad y a las disponibilidades técnicas.
Sin duda los temas que abordaremos en los dos teóricos siguientes están relacionados con ambas cuestiones y los textos seleccionados para trabajar estos temas provienen de tradiciones historiográficas diferentes pero aportan miradas y perspectivas que le dan densidad al campo de estudios de la historia de los medios.
Sin duda los temas que abordaremos en los dos teóricos siguientes están relacionados con ambas cuestiones y los textos seleccionados para trabajar estos temas provienen de tradiciones historiográficas diferentes pero aportan miradas y perspectivas que le dan densidad al campo de estudios de la historia de los medios.
Hoy vamos a trabajar: la profesionalización del escritor y la conformación de un campo periodístico durante el proceso de confirmación de la Argentina moderna.
Para ello vamos a centrarnos en dos textos obligatorios (Rivera y Saítta) y tomaremos como eje teórico el texto de P. Bourdieu obligatorio para el práctico. ¿Por qué el Centenario es un momento adecuado para pensar esos procesos?, ¿En qué pensamos cuando hablamos de la argentina moderna? ¿A qué se refiere esa modernidad?, ¿Qué significaba ser un escritor profesional en esa época?, ¿Qué lugar ocupaba el periodismo en torno al Centenario? ¿Cuáles son las hipótesis de los autores en relación a estos temas? Son algunas de las preguntas que nos podemos hacer para pensar esta etapa.
Creemos que el Centenario es un momento histórico de balance para la elite dirigente, una posibilidad para tener una mirada retrospectiva sobre lo actuado desde la conformación del Estado moderno y básicamente desde su etapa más madura, (1880). La elite ponía los logros del régimen conservador en el centro del proceso de modernización económico y social. Desde el Estado se construyeron un sin número de representaciones sobre país, sobre sus actores sociales y sobre las riquezas obtenidas gracias al modelo agroexportador.
Paralelamente a este optimismo estatal, la sociedad mostraba tensiones que eran el reflejo de la complejización social que generó el proceso de modernización, huelgas y manifestaciones de obreros; intervenciones críticas de intelectuales se sobreimprimían en la Ciudad de Buenos Aires que era el escenario casi privilegiado de ese proceso. En síntesis, esa transformación tan acelerada produce dos miradas y dos discursos, uno celebratorio de lo hecho por la elite y otro crítico. Con respecto a las miradas críticas, es importante destacar que las mismas no son homogéneas. Un sector de ellas provienen de aquellos que miran a la inmigración como un problema para la nacionalización de la sociedad, la inmigración ha sido el elemento que contamino los valores tradicionales de la sociedad; el otro proviene de la participación y pertenencia de los nuevos sectores sociales recién ingresados: comunidades de inmigrantes, sociedades de trabajadores, partidos de reciente formación (socialismo y radicalismo).
Para poder pensar la transformación cultural a la que nos vamos a referir propongo pensar el proceso de trasformación y modernización en imágenes
Fuerte entrada de inmigrantes que se instalan en Buenos Aires y en las áreas económicas activas para el mercado agro exportador
Censo Argentino de 1914 | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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Puerto de Buenos Aires, espera de inmigrantes,
al fondo las construcciones de Buenos Aires, circa 1900, AGN
- Transformación material de la ciudad, construcción de infraestructura: puertos, edificios públicos, subtes, etc. y la expansión de la misma hacia la periferia con la creación de barrios donde se instalan los inmigrantes.
Construcción subte sobre Avda. de Mayo, 1912.
Plaza Italia, Palermo
Movilidad social ascendente de muchos inmigrantes que dejan el conventillo y comienzan a vivir en el barrio.
Ley de educación 1420 que incorpora a una gran cantidad de hijos de inmigrantes al sistema educativo gratuito y obligatorio
Transformación en el sistema político, se sanciona la Ley Saenz Peña en 1912 que promueve el voto obligatorio, secreto y universal
Leyes que expulsan inmigrantes por considerarlos elementos nocivos para la sociedad (Ley de Residencia 1902) e intervenciones del Estado para mejorar ciertas condiciones de trabajo ( Codigos Nacional de trabajo)
La profesionalización del escritor
Jorge Rivera arriba a estos problemas culturales con un trabajo temprano, inaugurando preguntas que los intelectuales se hicieron posteriormente sobre los medios, los intelectuales, la industria cultural, etc.
Rivera ve como ese proceso modernizador del que dimos cuenta anteriormente unido a la idea de autonomía del escritor y a la imagen del trabajo artístico como actividad autárquica y valiosa en si misma tienden a afirmar el proceso de profesionalización del escritor. Construye un mapa donde da cuenta del proceso de profesionalización a partir del tipo de intelectual que se forja a principios de siglo; a la vinculación con el salario, las reivindicaciones profesionales, los proyectos de organización gremial, la inserción laboral dentro de la industria cultural, agregaremos otras cuestiones como la aparición de un intelectual de nuevo tipo que si bien no tiene con la política una relación directa utiliza los resortes del estado para sus ensayos ideológicos, la forma de legitimar el trabajo de escritores y la sociabilidad como una manera de legitimación intelectual
(Confrontar en el texto las diferencias entre el modo de ser intelectual de Ángel Estrada y Horacio Quiroga)
Rivera muestra las dificultades que estos escritores tuvieron para desprenderse del patronazgo estatal y del mecenazgo privado y nos dice que existieron momentos donde ciertas formas arcaicas conviven con la modernización del trabajo autónomo del escritor donde la organización hacia adentro del campo hace que muchos intelectuales intenten unirse o agremiarse para defenderse, por ejemplo, de los empresarios teatrales que contrataban escritores hacedores de grandes éxitos sin compartir ninguna ganancia, de allí , la lucha de los dramaturgos de agremiarse en torno a la Sociedad de Autores Dramáticos en 1910.
Confrontar con las reivindicaciones profesionales estudiadas por Jorge Rivera
Hombres de letras, escritores, intelectuales y periodistas
Para muchos hombres de letras de la época, ser escritores o intelectuales comenzaba a mostrar un camino diferente a las décadas anteriores, ya no se eran al mismo tiempo: políticos, militares, poetas, periodistas y hombres de la elite económica.
Cada vez más los sectores medios pugnaban por un lugar en el parnaso intelectual, cada vez más los intelectuales se permitían criticar al estado pero a su vez convertirse en hombres cuyas ideas eran utilizadas por el mismo estado, cada vez más el positivismo iba dando paso al modernismo, el arielismo se convertía en la ideología de los jóvenes del novecientos y los ensayos del nacionalismo cultural pretendían brindar una posible salida a los problemas de la sociedad. Cada vez más la incipiente industria cultural daba cabida a los jóvenes que querían convertirse en escritores.
El fin de siglo y el Centenario está alentado no por una ideología determinada sino como afirma Carlos Real de Azua por un clima controversial atravesado por corrientes estéticas y climas espirituales. Uno de ellos es la publicación en 1900 del Ariel de José Enrique Rodo un libro que será emblemático para las futuras generaciones. Este libro se convierte en una guía para los jóvenes que impugnan el régimen del 80 pero no en clave modernizadora sino en clave moral, para ellos las generaciones anteriores, la de sus padres, han hecho crecer a esta nación pero bajo las pautas de un profundo materialismo económico que dejo de lado la fuerza del espíritu y la armonía de la cultura. Rodo propone la aristocracia del espíritu sin renegar del liberalismo y llamando la atención sobre los peligros del COSMOPOLITISMO Y LA DEMOCRACIA.
Por otro lado, el clima del Centenario albergó a un importante movimiento nacionalista que produjo obras con distintas problemáticas pero que atendieron a los conflictos que se encontraban en el seno de la sociedad, según ellos la inmigración y el cosmopolitismo impedían su nacionalización, babelizaban el idioma e impedían el desarrollo de una “tradición nacional”.
Dos ejemplos sirven para pensar esta intervención cultural realizada por intelectuales que a través de sus ensayos brindaron caminos alternativos a esos problemas
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Manuel Gálvez (Paraná 1882- Buenos Aires 1968)
Manuel Gálvez (Paraná 1882- Buenos Aires 1968)
A través de su libro El Diario de Gabriel Quiroga propone buscar la esencia de la nacionalidad en el interior no contaminado, en las provincias menos tocadas por la inmigración (ver cuadro Censo de 1914), en esos lugares donde se conservaban las tradiciones “en estado puro” y es allí donde el estado debía poner su mirada nacionalizadora acompañado de la iglesia católica.
* Ricardo Rojas (1882-1957)
Rojas si bien es crítico al espíritu fenicio del régimen del 80 tiene un verdadero programa nacionalizador a partir de la educación e intenta llevarlo a la práctica desde el interior del sistema educativo.
Escribe en 1909, LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA, como resultado de un viaje a España contratado por el Consejo Nacional de Educación, para estudiar la forma en que se impartían ciertos contenidos educativos. Rojas también vuelve su mirada a las tradiciones españolas y a la importancia de su lengua para sostener la nacionalidad y tiene como proyecto la función vital de la escuela pública y el uso de la historia como elemento movilizador de la sociedad y como herramienta de nacionalización. Rojas es un paradigma de accionar programático:
- Funda la BIBLIOTECA ARGENTINA en 1915 (Ver Jorge Rivera)
- Publica Historia de la literatura argentina, 8 tomos, obra que inscribe el canon de la literatura nacional.
- Crea LA CATEDRA DE LITERATURA ARGENTINA en la Facultad de Filosofía y Letras
- Llega a ser decano de esa facultad
Ambos escritores tienen en el estado un segundo empleo, se consideran intelectuales profesionales que pretenden brindar herramientas ideológicas para enmendar los problemas sociales.
Finalmente como afirma Jorge Rivera el periodismo es el nuevo campo de inserción de los escritores (diarios políticos y de circulación masiva, folletines, obras teatrales, revistas populares y culturales). Las industrias culturales y sus más variadas posibilidades les abren las puertas a estos escritores que según sus tradiciones intelectuales se identifican con una visión más elitista o con aquellos que logran adaptarse mejor al medio gracias a su pragmatismo y a una percepción del público real que los consume. (Ver Texto de Jorge Rivera)
En definitiva esto nos permite pensar en que hacia el Centenario, estamos cerca de que se consolide como modelo periodístico el norteamericano, basado en las reglas del mercado dejando atrás el modelo francés que fue hegemónico durante la persistencia de un periodismo más faccioso. Los diarios matutinos (La Nación y La Prensa) irán incorporando más tecnología para satisfacer a un público amplio en tanto que las revistas populares atenderán un mercado diversificado.
Mientras que en La Nación contrataran a intelectuales destacados como José Martí o Rubén Darío para que escriban crónicas en sus páginas en La Prensa estará presente un formato más atento a un público más amplio con la incorporación de avisos clasificados y un servicio de atención médica y jurídica al lector. (Ver Sylvia Saítta).
Los escritores que participan en La Nación legitiman su pluma a través del periodismo, ya que es participando en las páginas del diario donde se hacen conocidos en tanto otros apuntan a una legitimización horizontal dada entre pares a través de las revistas de pequeño formato, la participación en publicaciones culturales o partidarias y en cafés donde se reúne la bohemia local.
Por otra parte, la redacción de los diarios como así también de las revistas y los cafés más reconocidos de Buenos Aires (Aux Keller y Los Inmortales), son lugares de sociabilidad donde los escritores-periodistas construyen su identidad en tanto intelectuales.
La semana próxima trabajaremos sobre dos modos de hacer periodismo en la primera década del XX, la revista popular Caras y Caretas y el diario vespertino Critica, ambos modelos de periodismo que satisfacen a un nuevo público lector.
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